lunes, 24 de noviembre de 2008

Espejismos

Es como si todavía sintiera ese ultimo beso que me dió cuando se fue. Se que pasó mucho tiempo; y sin embargo no dejo de pensar en su cara empapada de lagrimas llenas de dolor, ni tampoco de como se escuchó su último "te quiero" quebrado por la angustia. No deseo más que volver el tiempo atrás y abrazarlo fuerte, asi evito que se vaya y me deje.
Ahora está mirandome a los ojos. Estamos solos en mi habitación, me brinda su mano y finalmente me siento bien. Sus palabras son música para mis oidos. Su boca me deleita con un beso. La pasión revive y la noto intacta, tal cual la dejamos aquella vez que él se fue lejos mío.
Con delicadeza me quita cada uno de los botones de mi camisa y besa con sus labios las cicatrices que se posaron violentamente sobre mi cuerpo. Me acaricia suavemente y con su mano las borra. Sin quitar sus ojos de los mios me dice cuanto me ama y cuanto lamenta todo lo que pasó. Una lagrima brota de mi ojo, el la seca con un beso y me abraza con fuerza. Se acuesta a mi lado y me arrulla, me sopla al oido y no puedo evitar dormirme junto a él.
Un destello del sol se posa en medio de mi cara. Aunque no tengo voluntad de hacerlo, abro los ojos y me despierto. Miro a mi lado y él no está. Se fue como cada amanecer desde el accidente, ese que marcó mi cuerpo y mi alma. Ese que lo alejó de mi y lo llevó adonde yo no puedo ir a buscarlo.

1 comentario:

Angel_ dijo...

Dejo mi comentario en este en especial, porque de alguna manera me senti identificado con esa necesidad (casi pedido) de que esa persona aparezca aunque sea para decirme que esta bien, y despues volver a irse...
Mas alla de mi densidad lirica, me gusto la forma en la que escribis