martes, 25 de noviembre de 2008

Instinto Animal

Cuando levante la mirada y lo ví acostado en mi lado de la cama abrazado a ella, la rabia me cegó por completo. Ella es mía, ese lugar me pertenece ¿Qué se cree adueñandose de mis cosas? Al fín y al cabo yo llegue primero, yo le dí mi cariño antes que él, yo la consolé siempre que le hizo falta. Él sólo quiere jugar con ella. Si pudiera decirle todo lo que lo detesto a ese bicho raro, pero no puedo y no porque no quiera. Soportar su hediondo olor en mi lugar de la cama justo al lado de ella me repugna. Más me repugna todavía imaginarmelos juntos.
Sé que me equivoco al juzgarlo a él solamente, ella me traiciona todas las noches hasta que se aburre y lo echa. Y ahí es cuando me busca a mi, y yo voy como mansa fiera a besarla y darle mi calor.
Me gustan tanto sus caricias y besos, me encanta que sonria cada vez que le ronrroneo, me gusta acurrucarme a su lado aunque tenga que soportar el horrible olor de ese perro.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Espejismos

Es como si todavía sintiera ese ultimo beso que me dió cuando se fue. Se que pasó mucho tiempo; y sin embargo no dejo de pensar en su cara empapada de lagrimas llenas de dolor, ni tampoco de como se escuchó su último "te quiero" quebrado por la angustia. No deseo más que volver el tiempo atrás y abrazarlo fuerte, asi evito que se vaya y me deje.
Ahora está mirandome a los ojos. Estamos solos en mi habitación, me brinda su mano y finalmente me siento bien. Sus palabras son música para mis oidos. Su boca me deleita con un beso. La pasión revive y la noto intacta, tal cual la dejamos aquella vez que él se fue lejos mío.
Con delicadeza me quita cada uno de los botones de mi camisa y besa con sus labios las cicatrices que se posaron violentamente sobre mi cuerpo. Me acaricia suavemente y con su mano las borra. Sin quitar sus ojos de los mios me dice cuanto me ama y cuanto lamenta todo lo que pasó. Una lagrima brota de mi ojo, el la seca con un beso y me abraza con fuerza. Se acuesta a mi lado y me arrulla, me sopla al oido y no puedo evitar dormirme junto a él.
Un destello del sol se posa en medio de mi cara. Aunque no tengo voluntad de hacerlo, abro los ojos y me despierto. Miro a mi lado y él no está. Se fue como cada amanecer desde el accidente, ese que marcó mi cuerpo y mi alma. Ese que lo alejó de mi y lo llevó adonde yo no puedo ir a buscarlo.